Un día, reflexionando sobre mí ‘por qué’ encontré la respuesta a la pregunta que da título a este artículo. Te cuento …
Si estás leyendo este escrito es porque de algún modo has encontrado mi web. Y además, Te ha picado la curiosidad de saber qué se hallaba en su interior. Seguramente es debido a que en alguna ocasión (o en estos momentos) has atravesado un periodo doloroso a nivel emocional.
Como quizá ya habrás leído en la presentación de mi proyecto, mi principal motivación para emprender este camino es la voluntad de poder acompañarte en tu tránsito por esta etapa no agradable de tu vida. Esa es mi motivación consciente, el propósito que define quién soy y por qué estoy aquí. Pero, ¿qué ha sucedido conmigo en estos últimos años para que haya decidido llevar a cabo un proyecto de estas características?
Esta razón es diferente a la anterior. Hablo del motor emocional que me impulsa, y que me hace desear escribirte, comunicarte y compartir contigo las vivencias más ricas y valiosas que me han podido ser de utilidad en algún momento.
Todos tenemos un motor racional y otro emocional que nos mueve, y normalmente damos prioridad y más valor al racional a la hora de presentarnos y de explicar a qué dedicamos nuestro tiempo o cómo nos ganamos la vida.
Hoy me he parado a pensar en ese otro motor que me mueve y en su poder transformador en mi persona y he llegado a la conclusión de que se trata de mi necesidad de expansión.
Como persona altamente sociable y transparente, suelo pensar que peco con mi tendencia a desarrollar confianza excesiva con casi todo aquel al que acabo de conocer. Así, cuando conozco a una nueva persona, sucede que: me abro, le cuento, pienso que he contado demasiado, me arrepiento y entonces temo que mi vulnerabilidad haya sido demasiado evidente. Esto se debe a que percibo a todo aquel con quien me relaciono como un IGUAL. Si, así, en mayúsculas, y por esta razón siento que el entendimiento y empatía va a ser total. A veces me equivoco, y esto no es reciproco, pero otras muchas veces acierto.
Es un modo de actuar que repito una y otra vez casi como por instinto. Creo está muy relacionado con el motor emocional que me impulsa a estar escribiendo estas palabras y ser la cara y voz de este artículo, de este proyecto, de este sueño.
El culpable de este escrito, por tanto, se trata de la naturaleza expansiva que me define.
Entre todos mis amigos siempre he sido la que ha hablado por los codos, y ahora me doy cuenta de que se debía y se debe a esta necesidad de comunicar.
Adoro la comunicación, y nunca me he planteado dedicarme a ello. ¿Cómo nunca se me pasó por la cabeza?
La vida es curiosa y caprichosa, y me ha hecho dar muchas vueltas hasta lograr darme cuenta de esta realidad.
Y a ti, dejando al margen tu mente racional ¿Qué es lo que te mueve emocionalmente a hacer lo que haces? ¿Te has parado a pensar en ello? Si lo has hecho sabrás lo revelador que resulta. Y si no lo has hecho, te invito a que cierres los ojos y pienses en ello por un instante. Quizá tu vida cobre, de repente, un mayor sentido.